abril 03, 2014

¿De dónde eres?


"Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;''  (Filipenses 3:20)

¡Es increíble los esfuerzos que una persona es capaz de hacer para obtener la ciudadanía americana!  Hay que invertir ingentes recursos económicos, organizar un buen expediente y luego esperar varios años si califica, para recibirla. Pero a pesar de todo, este sigue siendo el sueño de muchos inmigrantes de países especialmente del tercer mundo. 

¿Porqué? Bueno, quienes lo hacen regularmente tienen dos motivos comunes:

1) Han perdido la esperanza de progreso y bienestar en su patria natal.

2) Posiblemente ya sus seres queridos están en aquel país y por tanto sus sentimientos y emociones se encuentren más inclinados hacia allá. 

De una manera análoga el texto bíblico anteriormente citado describe al creyente en Cristo. Su mente y su corazón han sido renovados de tal forma que la tierra, su patria natal, ya no es considerada así por él. Su bienestar y esperanza han sido trasladados a un mundo invisible. El verdadero cristiano percibe en el ambiente que le rodea un estado de cosas que, aunque normales para el resto de los habitantes, para él es aflicción del alma , y en tal sentido invierte sus energías y recursos en la Ciudad Celestial.

En adición a esto, aquellas cosas que representan un vínculo sentimental y amoroso para él, no están en la tierra sino en aquella cuidad celeste. Por ejemplo:

1) Sus seres queridos que ya partieron con Jesús, su herencia, conforme a 1 Pedro 1:4 :"una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros",

2) Todas las bendiciones de Dios esperan por el allí; observe:  "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo"(Efesios 1:3), 

Pero además de todo esto:

3) ¡Allí está Cristo su Salvador y Rey! ¡Está El Padre Celestial! Todas las riquezas en gloria, y su recompensa.

O sea que todo por lo que el cristiano suspira y sueña, está en el País de Beulah, como lo llamó Juan Bunyan en "El Progreso Del Peregrino". 


Ilustración del "Progreso del Peregrino"
de John Bunyan.
Sin embargo, sorprendentemente en los últimos años ha surgido una teología altamente peligrosa, denominada "evangelio de la prosperidad", cuya visión es opuesta en sus planteamientos a lo que bíblicamente acabo de afirmar. Esta teología o "visión" como suelen también llamarle, enfatiza la búsqueda en la tierra, de todas aquellas cosas que fueron prometidas por Dios para ser entregadas en los cielos. Los proponentes de esta enseñanza mundana no hablan del cielo, de la gloria futura, de La venida del Señor. ¡No! ¡Ellos no están pensando en esas cosas! Decretan, declaran y atan para el presente, ya que como uno de sus mayores exponentes  dijo: "Tu Mejor Vida Ahora" ("Your Best Life Now" por Joel Osteen). 

Este título y su contenido no está lejos de lo que piensan los poetas del mundo cuando por ejemplo componen canciones como: Vivir mi vida, a mi manera, etc. El peligro de esta doctrina es que ofrece exactamente lo que el hombre no regenerado busca, esto es, vivir su vida conforme a la carne y pretender también gozar de la herencia en los cielos. Por eso éste movimiento religioso ha crecido de manera exponencial. 

Mis amados, no prestemos atención a tales fábulas que pervierten y engañan a los incautos. La Biblia dice claramente "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón" (Mateo 6:21). La esperanza del cristiano y por lo tanto su gozo, no está en la tierra sino en el cielo. ¿O acaso no es en el país al cuál pertenecemos donde nuestros derechos y privilegios nos son reconocidos? 

Así qué como nuestra ciudadanía está en los cielos debemos asumir lógicamente que la plenitud de nuestras riquezas, bendiciones, honores y honra están allí aguardando el día Glorioso del Señor. Mientras tanto aquí solo somos:  ¡Peregrinos y extranjeros! 

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