noviembre 25, 2014

El poder de un testigo

Michael Brown
Anoche, noviembre 24 de 2014, el gran jurado encargado para decidir sobre la culpabilidad o inocencia del oficial Wilson, acusado de asesinar a Michael Brown: un joven afroamericano residente en Missouri, fue declarado no culpable. El jurado basó su veredicto básicamente en la ausencia de prueba testimonial  sólida y coherente con las evidencias científicas que arrojaron las autopsias realizadas al cuerpo de Michael Brown. De acuerdo a las declaraciones de la fiscalía, los testigos a favor de la víctima se contradijeron y algunos de los que al principio estaban dispuestos a declarar, ni siquiera se presentaron y no pudieron ser localizados por los agentes de investigación. 


Por otro lado el Gran Jurado consideró que los testimonios de las personas que sostenían que el oficial disparó en legítima defensa, eran confiables y se correspondían con las pericias científicas. Esto demuestra la importancia de un testigo íntegro, veraz y creíble cuando se requiera de una prueba testimonial para probar un caso. Noten ustedes que aquí no se trataba de decidir si el policía Wilson mató o no al joven Brown, sino de si los disparos del agente policial fueron en legítima defensa o por el contrario hizo un uso excesivo de la fuerza. Para esto la prueba testimonial era vital al momento de dictar sentencia. De modo que tanto la libertad del policía como el deseo de justicia de la familia del joven muerto dependían de la veracidad y coherencia de los testigos. 


Durante siglos el mundo secular ha cuestionado la veracidad de la existencia de Jesucristo bajo el alegato de que los datos históricos son insuficientes. Pero observemos parte de la declaración de un testigo ocular de la vida de Jesús y seamos un jurado honesto e imparcial al momento de dictaminar nuestra sentencia.

Declaración del testigo

"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que lo hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos  visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y  oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo." (1 de Juan 1:1-3).

¿Pueden notar el énfasis del Apóstol Juan? Como testigo ocular de primer plano quiere informar al mundo que Aquel que es el Eterno, estuvo por un poco mas de tres años con Él y con un buen grupo de seguidores, y por tanto pudo verlo, no por revelación como los profetas del Antiguo Testamento, sino con sus propios ojos; oírlo, no como  Israel que escuchó la voz que hablaba desde el monte Sinaí, sino como uno a quien se le hablaba cara a cara; contemplarlo, es decir, mirarlo y observar cada detalle de su vida, carácter y testimonio. Pero aún más, ¡Pudo palparlo! ¡Y hasta recostar su cabeza en el hombro del Hijo de Dios!  Este testigo estaba dispuesto a morir por mantener invariable su versión de los hechos. Siendo amenazado por esto dijo: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (Hechos 4:20)

Este hombre, recorrió muchas de las ciudades de Asia menor anunciando la veracidad de su testimonio y más de sesenta años después estando exiliado en una isla para prisioneros llamada Patmos por haber mantenido su declaración de los hechos, lo encontramos anunciando el retorno glorioso de Aquel que  vio muerto en la cruz y vivo tres días después. ¡Eso es un testigo coherente, confiable e insobornable! No le pagaban para que diera esa versión. Por el contrario le quitaron los bienes que tenía y hasta su libertad por su testimonio.


Un jurado serio e íntegro no tiene otra opción que admitir que la declaración testimonial de este testigo es Fiel y Verdadera.


1 comentario:

  1. Amen! La vida, hechos, muerte y resurrección de nuestro Señor quedó registrada históricamente y bien sustentada, para que los hombres no tengan excusas.
    Sólo aquellos que endurecen su corazón rechazan que Jesús es el Hijo de Dios y no le han dado la honra merecida a su persona y obras inigualables. Unos pensando que no era El Mesías (no "habiendo cumplido" con los requisitos esperados de un rey con gran pompa y que los libertaría); y muchos otros por simple incredulidad y apego a los deleites e influencias de este mundo.
    Aunque tantos le han rechazado, Dios continuará despertando vidas, obrando en ese remanente fiel, por medio de Él y su Espíritu Santo, preparándolo para que le glorifique con propósitos finales, que si bien muchos conocieran o tuvieran una idea clara de su futuro al lado de nuestro gran Rey quisieran alcanzarlos y pusieran su fe en Jesucristo, por medio del cual y para el cual fueron creadas todas las cosas, y ante quien algún día ha de doblarse toda rodilla, siendo entonces muy tarde para aquellos que no le reconozcan.
    Por otro lado lamentando mucho lo ocurrido con este joven Michael Brown.

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