enero 17, 2015

¿La vida es una sola y hay que "disfrutarla", hay que "pasarla bien"?


Con raras excepciones, el ser humano sabe que la vida tal y como la conocemos, es muy breve y esta además  afectada en su calidad por tragedias y males diversos. 
Esta realidad ha sido usada como argumento por sectores al servicio del príncipe de este mundo para motivar a las personas a enfocarse en el “ disfrute” de sus vidas sin tener en cuenta parámetros morales ni éticos. Es el moderno hedonismo griego que entiende  que los placeres y deseos personales se deben satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás. 

Con canciones como “No te preocupes, sé feliz, (Don’t worry, be happy), “a mi manera”, o como una muy popular en estos días que dice “La vida es una sola y hay que disfrutarla” para mencionar sólo algunos ejemplos, se pretende justificar el desenfreno carnal y más que todo vivir de espaldas al creador y Autor de la vida como si El no existiera o no tuviera ninguna autoridad sobre  la corona de su creación, que es el ser humano. Para los que así piensan y se expresan quiero recordarles lo que dice el Señor: 

Alégrate, joven, en tu juventud, y  tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues,  de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.” (Eclesiastés 11:9-10). 

El Señor está diciendo en este pasaje “los que quieran, pueden vivir su vida conforme a la vista de sus ojos y de acuerdo al consejo de su engañoso corazón, pero deben saber que un día vendrán al juicio frente a mí y yo les pagaré conforme hicieron”. 

Y también les dice que el camino que El aprueba es “que aparten de su carne el mal”, esto es que no vivan  en la vanidad de su mente.

Mis queridos amigos no nos engañemos a nosotros mismos, sólo hay dos formas de vivir la vida: Puedo vivirla para mí o para Dios. En esto no hay términos medios ni individuos neutrales. Si la vivo para mí o a mi manera no le negaré al  corazón aquellas cosas que lo apasionan por más caprichosas y triviales que puedan ser. Mi mente pensará de continuo en la satisfacción de los deseos y emociones que excitan la carne y dan un sentido de “felicidad” a la vida. Tendré una agenda personal cuyo eje central se mueva al ritmo de mis mis metas, deseos y preferencias; sin embargo, al final el alma caerá sin escape al abismo por la eternidad.   

Pero si la vivo para Dios lo primero que debo saber es que mi vida no me pertenece. Que no puedo hacer lo que bien me parezca en este mundo. Que no soy libre para actuar fuera del campo donde mi Señor, a quien sirvo como un esclavo muy a gusto, me ha ordenado. Que no fui hecho para vivir  a mi manera, sino para reflejar la Gloria de Cristo en este mundo. Que mi Señor, cuando me llamó, me declaró lo siguiente: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo  el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará’’(Mateo 16:24-25)

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20)
  
Amado amigo, vivir para Dios implica negarte a transitar el camino de la vida mundana y placentera que este mundo quiere presentar como la mejor opción para ser feliz.

No es verdad que la vida es una sola. Después de esta breve existencia terrenal, hay una que es eterna y plena para todos los que sirven y viven para Dios.

Creerse la mentira que la “vida es una sola y hay que disfrutarla y “pasarla bien” es por un lado, como comer migajas teniendo el mejor manjar a tu alcance, y por otro es condenarte eternamente al sufrimiento en el infierno, por un unos pocos años de placer carnal.

¡Celebremos la verdadera vida que sólo Cristo puede dar!